Ansiolíticos y/o antidepresivos en el embarazo

El embarazo es una etapa de especial vulnerabilidad en la que pueden aparecer o descompensarse algunos trastornos mentales. Estos trastornos tienen consecuencias importantes tanto para la madre como para el/la bebé si no reciben un tratamiento adecuado. En ocasiones este tratamiento requiere de psicofármacos para disminuir la sintomatología.

El embarazo es una etapa de especial vulnerabilidad en la que pueden aparecer o descompensarse algunos trastornos mentales. Estos trastornos tienen consecuencias importantes tanto para la madre como para el/la bebé si no reciben un tratamiento adecuado. En ocasiones este tratamiento requiere de psicofármacos para disminuir la sintomatología.

En la actualidad contamos con tratamientos psicofarmacológicos suficientemente seguros para su administración durante el embarazo y la lactancia. En la elección del psicofármaco se deben minimizar los posibles riesgos para el curso del embarazo y para el/la bebé, así como preferir aquellos que favorezcan y sean compatibles con la lactancia.

¿Qué son los antidepresivos?

Los antidepresivos son medicamentos que actúan cambiando las sustancias químicas del cerebro llamadas neurotransmisores (serotonina, norepinefrina y dopamina), que están involucradas en la regulación del estado de ánimo, esto hace que se reduzca la sintomatología depresiva.

¿Qué son los ansiolíticos?

Los ansiolíticos son psicofármacos que potencian la acción del neurotransmisor GABA, que es el inhibidor neuronal más importante del sistema nervioso central, disminuyendo la sintomatología ansiosa. 

¿Cómo se puede minimizar el riesgo de exposición del bebé al psicofármaco?

Es muy importante realizar un seguimiento exhaustivo de la medicación durante todo el embarazo ya que los cambios fisiológicos propios del embarazo van a modificar la farmacocinética y por ello será necesario ajustar la dosis con frecuencia. Según avanza el embarazo va a aumentar el volumen de distribución del fármaco en el organismo y se van a producir cambios en el metabolismo hepático y en el filtrado renal que van a modular los niveles de la sustancia en sangre y, por tanto, su relación dosis-efecto. Llegado el momento del parto, se va a producir una disminución drástica del filtrado renal. Para evitar los niveles tóxicos tanto para el/la bebé como para la madre será necesario realizar un ajuste de la dosis preparto. 

  • Utilizando la mínima dosis 
  • Eligiendo fármacos de bajo riesgo de exposición tanto en el embarazo como para el neonato (lactancia).
  • Evitando nuevos medicamentos (con escasa evidencia).
  • Valorando el cambio a un fármaco más seguro durante el embarazo y la lactancia, salvo si el riesgo de recaída es elevado.
Varios estudios ya han mostrado que la enfermedad mental materna no adecuadamente tratada puede tener un efecto perjudicial (directo e indirecto) que puede superar el riesgo de la exposición del bebé a un psicofármaco.

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