¿Alguna vez has observado tu vulva? ¿Te has detenido a observar cómo son tus labios externos e internos? ¿Tienes localizado tu clítoris, tu uretra, tu entrada vaginal…?
¿serías capaz de reconocer la tuya?
Ya respondo yo por ti: NO; ya que en un 80% de los casos suele ser así (y seguro que me quedo corta).
¿Alguna vez has observado tu vulva? ¿Te has detenido a observar cómo son tus labios externos e internos? ¿Tienes localizado tu clítoris, tu uretra, tu entrada vaginal…?
¿Eres consciente de las diferentes áreas y partes que componen tu aparato genital externo? ¿De cómo cambia el tipo de piel en diferentes zonas? ¿De cómo y hasta donde te crece vello?
Probablemente no tengas demasiado claro qué responder a todas estas preguntas. Y es NORMAL.
Es muy frecuente este desconocimiento en las mujeres, sobre todo si nos comparamos con los hombres, que ven su pene una media de 5 a 8 veces al día durante toooooooda su vida, por el simple hecho de orinar. Los genitales masculinos se encuentran a la vista, lo que les permite tener un autoconocimiento mayor.
Sin embargo nosotras no tenemos nuestra vulva tan “accesible” a los ojos.
Pero de igual manera que conocemos otras partes de nuestro cuerpo, su anatomía, el tono y tacto de la piel, las sensaciones, su funcionalidad y lo que percibimos en estas áreas de piel, debemos conocer nuestra vulva de manera consciente y plena.
Igual que conocemos nuestro pecho, nuestra cara, nuestros pies y rodillas. De igual manera que somos capaces de detectar diferencias o anomalías en otras partes de nuestro cuerpo. Así de profundo debemos conocer nuestra vulva.
Haz esto, al menos, una vez a la semana. Así podrás contemplar cómo tu vulva se transforma durante las diferentes etapas de tu ciclo menstrual.
Olvídate de los prejuicios y empieza a conocer y a amar la tuya.
Los siguientes pasos, los seguiremos dando juntas.
Autora: María Mas. Psicosexóloga.
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