Cuando vivimos nuestro embarazo pensamos que todo saldrá según lo previsto, conocemos la fecha probable de parto y comenzamos a pensar y a hacer planes. Salvo que se presente algún tipo de complicación o se trate de un embarazo de riesgo, pocas veces llegamos a imaginar que el parto se adelante y no llegue a término
Hoy en día, según la OMS, los datos indican que cada año nacen unos 15 millones de niños y niñas prematuros (antes de que se cumplan las 37 semanas de gestación) siendo una cifra en aumento continuo, debido en parte a los avances de la medicina en el ámbito obstétrico, mayor tasa de partos gemelares, etc.
Podríamos compararlo con una carrera de fondo, en la que tras darnos el pistoletazo de salida, vamos a ir cubriendo etapas día a día, algunas de ellas con numerosos obstáculos, otras más lisas, pero que en definitiva lo más importante es terminar la carrera y poder llegar a la meta.
Entre los factores que más podríamos destacar como fuentes de estrés, estarían la preocupación por la vida y la salud del bebé, sobre todo en los bebés prematuros de más bajo peso, sentimientos de culpa e insatisfacción por el desarrollo del embarazo e incluso la sensación de pérdida de la función maternal, al estar nuestro bebé ingresado, y no poder asumir y desempeñar nosotras los cuidados principales.
Para comenzar a paliar todo lo anterior, hoy en día desde todos los hospitales, se favorece el modelo de “atención centrada en la familia”, cuya filosofía entiende a la familia como referente principal y permanente en la vida del bebé, promoviendo una comunicación efectiva y cálida entre las familias y los profesionales de la salud, participando los padres en la toma de decisiones, manteniéndoles informados de los procesos básicos del ingreso, funcionalidad de los aparatos que se están utilizando, UCIN abiertas todo el día, etc.. Se facilita además tan pronto como sea posible y de manera prioritaria el contacto madre- hijo, llevando a cabo también estrategias como fomentar la lactancia materna, implicación a los padres para el método canguro y fomento la participación en los cuidados y rutinas del día a día como por ejemplo baños, cambios de pañal, etc.
No solamente se puede, sino que se debe desarrollar el papel como padres, el tiempo que pueda estar el bebé hospitalizado, siendo además muy importante que formen parte del grupo de profesionales que atiende a los recién nacidos, el papel de los padres en la recuperación del bebé es fundamental y por tanto debéis ser cuidadores activos.
Todo ello va a ayudar a favorecer la construcción de los roles de crianza y el apego, a la par de repercutir positivamente en la salud mental de los padres en un futuro y del propio bebé reduciendo su estrés dentro de un entorno hostil.
Cabe hablar especialmente del método canguro o piel con piel, el cual consiste en poner al bebé en el pecho desnudo de la mamá o del papá, facilitando el contacto. De este método se benefician sin duda tanto los bebés que han nacido a término como los que lo han hecho prematuramente, facilitando la adaptación del recién nacido al nuevo medio gracias a la similitud con el ambiente del útero materno.
Además, favorece el inicio satisfactorio de la lactancia y la creación del vínculo afectivo entre padres e hijo, siendo por tanto una estrategia que actúa beneficiosamente en el establecimiento del vínculo en la relación mamá, papá y bebé, al mismo tiempo que favorece su desarrollo físico (está demostrado científicamente que el método canguro consigue la estabilización de la respiración y frecuencia cardiaca del bebé, mejorando su aporte de oxigeno) y neurológico. La madre experimenta una mayor competencia para cuidar y criar al bebé y el padre se convierte también en parte activa en el cuidado de éste, lo que influirá posteriormente en la autoestima de ambos progenitores, así como en la recuperación más temprana del bebé.
El alta y la llegada a casa, se convierten sin duda en un punto de inflexión, los sentimientos vuelven a agolparse y seguramente al principio os encontráis desorientados e incluso inseguros, la unidad neonatal así como sus profesionales, os ha proporcionado seguridad, y estaréis acostumbrados a sus rutinas, pero poco a poco con vuestra experiencia diaria, junto con el apoyo y guía de los profesionales, iréis percibiendo que cada vez sois más hábiles en el desempeño de las atenciones a vuestro bebé, siendo capaces de interpretar y responder a sus necesidades adecuadamente. No será fácil, pero ¡todo saldrá bien!.
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