¿CÓMO AFECTA LA CARGA MENTAL A NUESTRA SEXUALIDAD?

Ahora te pregunto… si estas agotada física y mentalmente… ¿cómo vas a tener ganas de conectar con tu sexualidad? Tu cabeza está preocupada y, por tanto, va a estar pensando en otras cosas. 

Tendemos a pensar en la sexualidad únicamente cuando hablamos de relaciones sexuales, pero ésta va mucho más allá de eso. 

La sexualidad forma parte de nosotras, es una dimensión, y por tanto, nos acompaña desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, manifestándose de forma distinta en función del aprendizaje que hemos ido teniendo en nuestra relación con los demás. 

Esto es clave a la hora de entender por qué cuando nos encontramos peor física, mental y socialmente, nuestra área sexual se ve afectada. 

Ahora te pregunto… si estas agotada física y mentalmente… ¿cómo vas a tener ganas de conectar con tu sexualidad? Tu cabeza está preocupada y, por tanto, va a estar pensando en otras cosas. 

La carga mental, por su parte, se caracteriza por ser demandante de recursos cognitivos. Planificar, organizar, estar atentas de todo, proponer siempre soluciones… supone una preocupación constante. Esto genera un estado de estrés muy elevado, ya que la carga mental en el hogar no es la única, sino que se suma con el resto de responsabilidades (laborales, personales, familiares…).

La mujer tiene demasiadas preocupaciones y, como ya hemos mencionado, éstas tienen una gran influencia sobre nuestra sexualidad. Por tanto, primera conclusión: partimos de la base de que nuestro cerebro no tiene, por lo general, una situación idónea para estar conectado con su área sexual. 

Además, si a esto le sumamos que parte de responsabilidad de esa carga mental que arrastramos nosotras, la tiene nuestra pareja… ¿cómo vamos a querer compartir nuestra sexualidad con el “león” causante de ese estrés? Desarrollemos esto un poco más. 

La carga mental tiene muchas consecuencias negativas. Destacan a nivel psicológico la ansiedad, la frustración y la irritabilidad. A nivel físico nos encontramos con agotamiento, como consecuencia de alteraciones en el sueño y de un cambio en nuestro patrón alimentario, y dolores musculares provocados por la tensión consecuente del estrés. Todo esto aumenta las probabilidades de que desarrollemos sentimientos desagradables hacia nuestra pareja (resentimiento, rabia…) y , por tanto, aumenta la posibilidad de discusiones en pareja. Esto hace que le veamos, poco a poco, como algo negativo para nosotras, como ese león que nos acecha en la sabana y que es responsable de nuestro estrés. Así que, déjame que te replantee la pregunta anterior… ¿cómo vamos a querer compartir nuestra sexualidad con nuestra pareja si le vemos como el responsable de nuestro malestar?

Hemos llegado a nuestra segunda conclusión: el deseo sexual hacia mi pareja se ve bastante alterado, porque deja de ser estimulante para mí. 

Nuestra tercera y ultima conclusión tiene que ver con nuestro papel como cuidadoras. Dentro de la carga mental, una de nuestras funciones es la de cuidar (a nuestros hijos/as, a nuestra pareja, si tenemos alguna persona dependiente en nuestro círculo familiar…). Sin embargo, no tiene el mismo efecto en nuestras emociones tener que cuidar de alguien que no puede cuidar de sí mismo, que de alguien que si, y eso es lo que nos pasa en ese papel como cuidadoras de nuestra pareja. ¿Es que no sabe que si está enfermo tiene que tomarse la medicación con las pautas que le haya puesto el médico? ¿No sabe que la ropa hay que lavarla cada cierto tiempo y que algunas prendas hay que plancharlas? ¿No sabe que tiene que mantener una dieta equilibrada para tener una mejor salud? Claro que lo sabe, pero es mucho más cómodo no tener que estar pendiente de eso. Y cuidado con esto, porque no lo hacen de forma consciente, lo han aprendido. Su madre se encargaba de todo eso y ahora entienden que su pareja lo hará igualmente. Si no cambiamos estas reglas marcadas por el género siempre seremos las madres de nuestros hijos/as y de nuestras parejas. Así que te planteo la siguiente pregunta: ¿te apetece mantener encuentros eróticos con alguien que no es capaz de ir a la compra sin una lista hecha por ti? 

Y es así como llegamos a la tercera conclusión de este articulo: Si veo a mi pareja como un hijo, lo ultimo en lo que voy a pensar es en acostarme con él. 

Después de este análisis os traigo una buena noticia: esto puede cambiarse. 

Si reestructuramos los roles de genero, si conseguimos que haya una corresponsabilidad en nuestra pareja, si conseguimos que no sólo se repartan las tareas, sino todas las demandas de esa carga mental, veremos a nuestra pareja como lo que es, una persona con la que también compartir nuestra sexualidad y con quien poder enriquecerla. 

La terapia de pareja puede ayudarte a conseguir esto que a priori, puede parecer complicado. Te animo a comenzar este proceso que va a ayudarte a alcanzar ese bienestar que tanto deseas. 

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