¿El miedo infantil puede ser evolutivo?

Como dijo John Lennon: “Hay dos fuerzas motivadoras básicas: el miedo y el amor.”

Cuando nuestro cerebro percibe un peligro reacciona para ponernos a salvo. Nos avisa de que es el momento de huir o luchar para sobrevivir, y nuestro organismo se pone en marcha para poder reaccionar.

Por tanto, el miedo es una emoción que nos ayuda a adaptarnos y poder sobrevivir.

Sin embargo, no es agradable ver cómo nuestros hijos sienten miedo. Muchas veces nos limitamos a quitarle importancia a sus miedos, intentando sin éxito que se vayan.

A lo largo del desarrollo evolutivo de los niños, van a aparecer unos miedos u otros dependiendo de la etapa en la que se encuentren y de sus diferencias individuales.

Es beneficioso saber qué miedos pueden aparecer según la edad de mi hijo, para poder ayudarle a transitar esta emoción desde el respeto y comprensión. Nuestro objetivo no debe ser eliminarlo, sino validarlo y acompañar a mi hijo.

Normalmente estos miedos desaparecen progresivamente a medida que avanza el desarrollo cognitivo. Pero en ocasiones algunos miedos pueden interferir significativamente en la vida del niño o incluso perdurar hasta la vida adulta, siendo de gran ayuda la terapia psicológica.

  • De 0 a 2 años: aparecen miedos referentes a estar con extraños o separarse de su cuidador principal, miedo a los ruidos fuertes (por ejemplo una tormenta o taladradora) y a las alturas
  • De 2 a 6 años: aparecen todos los anteriores y además miedo a la oscuridad, al colegio, a seres imaginarios como monstruos o fantasma, a disfraces y a animales
  • De 6 a 8 años: desaparecen los miedos de figuras imaginarias y aparecen miedos más especificos y reales, como por ejemplo los relacionados con el daño físico (sangre, inyecciones, heridas, accidentes)
  • De 8 a 11 años: En el ámbito escolar se dan temores respecto a su rendimiento académico. Cobran importancia las relaciones interpersonales y temen críticas o conflictos con sus iguales. Puede aparecer en esta etapa el miedo a que sus padres se separen o divorcien.
    En algunos casos, comienzan en esta etapa los miedos respecto a su propia imagen
  • Adolescencia:  los miedos de la fase anterior perduran, pero adquieren más relevancia los que implican relaciones interpersonales, como el miedo al rechazo, al fracaso y al no reconocimiento de sus logros.
    Los adultos, muchas veces cuando sentimos miedo, intentamos esconderlo y no lo expresamos. Ser consciente de cómo gestiono yo mis miedos es el primer paso, para poder ayudar a mi hijo a gestionar los suyos.

Para ello, te animo a que realices una lista de tus miedos, anotando los miedos que has afrontado y los que aún no. Apunta también en qué zona de tu cuerpo sientes esos miedos. Qué pensamientos aparecen y qué sueles hacer al respecto.

Como dijo John Lennon: “Hay dos fuerzas motivadoras básicas: el miedo y el amor.”

 

 

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