Como dijo John Lennon: “Hay dos fuerzas motivadoras básicas: el miedo y el amor.”
Cuando nuestro cerebro percibe un peligro reacciona para ponernos a salvo. Nos avisa de que es el momento de huir o luchar para sobrevivir, y nuestro organismo se pone en marcha para poder reaccionar.
Por tanto, el miedo es una emoción que nos ayuda a adaptarnos y poder sobrevivir.
Sin embargo, no es agradable ver cómo nuestros hijos sienten miedo. Muchas veces nos limitamos a quitarle importancia a sus miedos, intentando sin éxito que se vayan.
A lo largo del desarrollo evolutivo de los niños, van a aparecer unos miedos u otros dependiendo de la etapa en la que se encuentren y de sus diferencias individuales.
Es beneficioso saber qué miedos pueden aparecer según la edad de mi hijo, para poder ayudarle a transitar esta emoción desde el respeto y comprensión. Nuestro objetivo no debe ser eliminarlo, sino validarlo y acompañar a mi hijo.
Normalmente estos miedos desaparecen progresivamente a medida que avanza el desarrollo cognitivo. Pero en ocasiones algunos miedos pueden interferir significativamente en la vida del niño o incluso perdurar hasta la vida adulta, siendo de gran ayuda la terapia psicológica.
Para ello, te animo a que realices una lista de tus miedos, anotando los miedos que has afrontado y los que aún no. Apunta también en qué zona de tu cuerpo sientes esos miedos. Qué pensamientos aparecen y qué sueles hacer al respecto.
Como dijo John Lennon: “Hay dos fuerzas motivadoras básicas: el miedo y el amor.”
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