Emociones durante el embarazo

Los miedos en esta etapa pueden ir con
las pruebas que se hacen, que pueden generar a su vez miedo y tranquilidad.

 

En este post te contaré qué sucede a nivel psicológico, trimestre por trimestre.
A nivel cerebral se da un proceso de poda neuronal y mielinización, es decir, de
perfeccionamiento de algunas áreas y circuitos cerebrales. Todo ello, tiene la
función de ayudar al vínculo y a la interpretación de las señales del bebe.
Otro cambio es la “transparencia psíquica”, que se irá desarrollando de forma
gradual, puede conllevar una reactivación de procesos psicológicos anteriores
no resueltos, a estar recordando la propia niñez… todo ello, también ayuda al
vínculo, y a la propia elaboración (es por eso puede ser buen momento para
hacer terapia).


Durante el primer trimestre es normal sentir ambivalencia. Nos podemos
mover entre el miedo y la seguridad, la calma y la ansiedad, aceptación y
rechazo, desconexión y conciencia… las emociones suelen ser inesperadas y
oscilantes (es normal, y está bien).

El miedo más común es el miedo a perder el embarazo (y a vincularse con el
bebe, por ese mismo miedo). Es normal estar en un estado de “alerta” ante
cualquier señal (hacer comprobaciones tras hacer pis, fijarnos en el flujo, en los
síntomas…); en caso de pérdidas previas, es todavía más común tener estos
miedos.


La ansiedad en el embarazo no es síntoma de patología necesariamente, es
NORMAL. Es imposible estar contentas, felices y relajadas todo el rato. En
caso de que el malestar genera mucha angustia y malestar, es decir, si es muy
intenso y duradero, podemos buscar ayuda para aprender gestionarlo de otra
manera.

En el segundo trimestre, es una etapa de ilusión, podemos sentirnos mejor de
los síntomas físicos y también más seguras del embarazo, empezamos a notar
la tripita y los movimientos del bebe. Los miedos en esta etapa pueden ir con
las pruebas que se hacen, que pueden generar a su vez miedo y tranquilidad.


También empezarán las fantasías de cómo será nuestro bebe y cómo seremos
nosotras como madres. Se revive la propia historia de crianza y esto puede
aflorar viejos sentimientos, ambivalencias y tensiones que habían estado
latentes. La idea que tenemos de nosotras mismas como madres puede estar
muy relacionado con las propias experiencias en la infancia, como hijas.

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