¿En que posición los realizais? ¿Jeringa, monodosis o spray? ¿Suero salino o hipertónico?
Respecto a los lavados nasales, en la mayoría de ocasiones, no encontramos una opinión unánime entre los distintos profesionales, y esto puede llegar a volvernos locos. La enfermera nos dice una cosa, el médico otra, el fisioterapeuta otra, tu madre opina y la suegra también. ¿Quién mas? Entonces ¿Qué hacemos?
Vamos a dar unos datos objetivos e importantes para que podáis realizar un lavado nasal efectivo y con menor riesgo de otitis para vuestros peques.
En los peques, las trompas de Eustaquio son más cortas, más estrechas y más horizontales que en el adulto. Esto hace que sea más fácil que el suero que instilamos llegue al oído si realizamos el lavado nasal en posición de lateral o tumbado de lado. Por ello, a mi me encanta lavarles sentaditos. Esto no quiere decir que les dejemos sin apoyo en su espalda, hay muchas opciones de ponerles “sentados”/verticales según el momento evolutivo en el que se encuentren.
¿Qué tipo de suero utilizamos? La evidencia actual nos dice que los lavados nasales con soluciones de agua de mar pueden favorecer la funcionalidad de la mucosa nasal. De hecho, cuando el peque tiene mucho moco, son preferibles frente a las soluciones salinas fisiológicas estándares, por la alcalinidad y su composición en oligoelementos del agua de mar. También son adecuadas como medida preventiva y como co-tratamiento.
¿Cuándo y cómo los realizamos? Los lavados nasales son a demanda. Cuando el bebé tiene mucho moco los haremos por la mañana y por la noche.
¿Qué cantidad de suero echamos? Menos de 2ml por fosa nasal si nuestro peque tiene menos de 6 meses. Si tiene más de 6 meses podemos echar 5ml por fosa nasal.
Cuando hacemos un lavado nasal, muchas veces nos quedamos en la limpieza de la parte anterior de la nariz, pero no limpiamos esa parte posterior, que es la nasofaringe, tan importante para evitar esas famosas infecciones de vías altas. Es recomendable que tras ese lavado nasal realicemos una inspiración forzada por la nariz para drenar ese moco. Tras esa inspiración seguramente vendrá una tos o llanto que ayude a la expulsión de esas secreciones, consiguiendo una limpieza mucho más exhaustiva de las vías respiratorias.
En cuanto al dispositivo para inocular el suero, existen varias opciones. Según los últimos estudios, se debería potenciar el uso del spray ya que permite la microdifusión o pulverización a baja presión frente a los sistemas de irrigación o chorro. El único inconveniente es que no sabemos que cantidad de suero estamos echando.
Si utilizamos una jeringa, es importante que saquemos el suero a un vaso con una jeringuilla y desde ahí, con otra distinta, cojamos el suero para hacer el lavado. De este modo no infectaremos la botella si el niño tiene un virus.
En el caso de las monodosis o de las jeringuillas, conocemos la cantidad de suero que echamos al niño y podemos regular la presión.
¿Cómo lo haceis vosotras? ¿Alguna vez vuestro peque ha tenido otitis? ¿Sabeis que en el taller de stop mocos hablamos de todo esto y mucho más? Animaos!
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