Parir un hijo/a muerto es también parir

Acompañamiento psicológico desde el principio de la pérdida a la mujer y a los familiares para que también puedan acompañar a la mujer y hacer de sostén. Seguimiento periódico para prevenir secuelas futuras. Necesitamos acompañar a la mujer y a sus familiares poniendo el foco en cuidar su salud mental. 

Parir un hijo/a muerto es también parir, todos los partos deben de ser respetados. Ya basta de ser abandonadas en momentos de tanto dolor

No se nos informa durante el curso de embarazo de lo que puede ocurrir en el caso de que suframos la pérdida de nuestro bebé. No se nos informa del procedimiento que se sigue desde el momento en el que se detecta que no hay latido, no se nos informa de las distintas decisiones que podemos tomar durante el proceso, no se nos informa de en qué consiste un legrado o un aborto farmacológico (que podemos esperar de ambos procesos, las secuelas de ambos..), qué síntomas me pueden poner alerta de que algo no va bien y cuál es el procedimiento que puedo seguir, las distintas etapas del duelo que vamos a atravesar, recursos a los que podemos acudir

¿Por qué tenemos que estar en el mismo paritorio junto a otras mujeres que tienen a sus bebés si nosotras salimos con los brazos vacíos? Es necesario disponer de espacios hospitalarios propios. Necesitamos una asistencia humanizada.

La información genera seguridad y control y cuando no se nos da nos están desprotegiendo y poniéndonos en una situación de vulnerabilidad emocional que puede ser el predisponente de muchos problemas de salud mental.

Existe una falta de formación a los profesionales sanitarios a la hora de atender a las mujeres que han sufrido una pérdida y muchos/as de ellos/as no saben cómo proceder en esos momentos tan delicados y decisivos. 
Esto va de la mano de la falta de unificación de protocolos a nivel estatal que generan diferencias por ejemplo en distintos hospitales incluso dentro de una misma comunidad autónoma, desconcierto en profesionales que no saben a qué atenerse y en las mujeres que son discriminadas en función de dónde acudan y puestas en manos de la suerte o de la mala suerte en este caso. Debería existir un control estatal que prevenga la mala praxis, aprobando un protocolo humanizado que acompañe a la mujer y la proteja durante todo el proceso de pérdida.

Tratamiento digno de los restos anatómicos del bebe. Posibilidad de recoger los restos aunque no tengan más de 20 semanas. Si tú bebé ha muerto antes de los 180 días de gestación o pesa menos de 500 gramos puede que en el hospital te digan que no puedes recuperar su cuerpo porque se trata de “restos quirúrgicos” de los que se ocuparán ellos mismos. Nos deberían de proporcionar información sobre el motivo y los posibles beneficios de hacer una autopsia u otros estudios (histología de la placenta, estudios sobre anomalías congénitas etc.) También deberían de explicarnos cómo será la autopsia, cómo la realizan, en qué consiste o qué métodos o técnicas utilizan. En muchos hospitales de España al pedir una autopsia, los padres se encuentran con el problema de no poder recuperar el cuerpo de su bebé para su funeral. No existe ninguna normativa legal para ello y tienes todo el derecho a ambas opciones.

Debería de existir una baja laboral. No importa de cuantas semanas no importa de cuántos meses importa lo que significaba esa gestación, ese vínculo.

Cuando vivimos nuestro embarazo pensamos que todo saldrá según lo previsto, conocemos la fecha probable de parto y comenzamos a pensar y a hacer planes. Salvo que se presente algún tipo de complicación o se trate de un embarazo de riesgo, pocas veces llegamos a imaginar que el parto se adelante y no llegue a término

Hoy en día, según la OMS, los datos indican que cada año nacen unos 15 millones de niños y niñas prematuros (antes de que se cumplan las 37 semanas de gestación) siendo una cifra en aumento continuo, debido en parte a los avances de la medicina en el ámbito obstétrico, mayor tasa de partos gemelares, etc. 

  1. Ser padres de un bebe prematuro es verse atrapados por el desconcierto y la falta de preparación. Nos adentramos de golpe en toda una montaña rusa emocional, pasando de la felicidad más absoluta a preguntarte: ¿Por qué a nosotros?, ¿Irá todo bien?, o ¿Habrá complicaciones? Pueden existir toda clase de reacciones y emociones, todas ellas siempre válidas, tales como el miedo, la culpa, la incredulidad, sensación de negación de cariño, ya que se ve al bebé con muchos problemas y se teme lo que pueda llegar a pasar con respecto a su evolución en el futuro. 

Podríamos compararlo con una carrera de fondo, en la que tras darnos el pistoletazo de salida, vamos a ir cubriendo etapas día a día, algunas de ellas con numerosos obstáculos, otras más lisas, pero que en definitiva lo más importante es terminar la carrera y poder llegar a la meta.

  1. La primera visita a la UCIN (unidad de cuidados intensivos neonatales) es algo muy difícil de olvidar, en su entrada comienzas a ver fotos de otros bebés que ya han sido dados de alta, con sus notas de agradecimiento a todo el personal sanitario que les acompañaron y ayudaron. Seguís avanzando y de repente entráis en una sala llena de camitas y cunas de cristal, os laváis las manos y comienzan a explicaros las normas. En pocos minutos os habéis convertido en todo unos expertos en mirar al monitor y tenéis totalmente interiorizado el sonido del “pulsi” en vuestra cabeza.

  1. El impacto emocional vivido, es por tanto muy grande, apreciándose que durante el puerperio las mamás con bebés prematuros, pueden llegar a ser más susceptibles de tener niveles altos de ansiedad, depresión, así como estrés postraumático, al haberse enfrentado a unas expectativas acerca de las vivencias de parto y embarazo muy diferentes a las esperadas.

Entre los factores que más podríamos destacar como fuentes de estrés, estarían la preocupación por la vida y la salud del bebé, sobre todo en los bebés prematuros de más bajo peso, sentimientos de culpa e insatisfacción por el desarrollo del embarazo e incluso la sensación de pérdida de la función maternal, al estar nuestro bebé ingresado, y no poder asumir y desempeñar nosotras los cuidados principales.

Para comenzar a paliar todo lo anterior, hoy en día desde todos los  hospitales, se favorece el modelo de “atención centrada en la familia”, cuya filosofía entiende a la familia como referente principal y permanente en la vida del bebé, promoviendo una comunicación efectiva y cálida entre las familias y los profesionales de la salud, participando los padres en la toma de decisiones, manteniéndoles informados de los procesos básicos del ingreso, funcionalidad de los aparatos que se están utilizando, UCIN abiertas todo el día, etc.. Se facilita además tan pronto como sea posible y de manera prioritaria el contacto madre- hijo, llevando a cabo también estrategias como fomentar la lactancia materna, implicación a los padres para el método canguro y fomento la participación en los cuidados y rutinas del día a día como por ejemplo baños, cambios de pañal, etc. 

No solamente se puede, sino que se debe desarrollar el papel como padres, el tiempo que pueda estar el bebé hospitalizado, siendo además muy importante que formen parte del grupo de profesionales que atiende a los recién nacidos, el papel de los padres en la recuperación del bebé es fundamental y por tanto debéis ser cuidadores activos.

Todo ello va a ayudar a favorecer la construcción de los roles de crianza y el apego, a la par de repercutir positivamente en la salud mental de los padres en un futuro y del propio bebé reduciendo su estrés dentro de un entorno hostil.

Cabe hablar especialmente del método canguro o piel con piel, el cual consiste en poner al bebé en el pecho desnudo de la mamá o del papá, facilitando el contacto. De este método se benefician sin duda tanto los bebés que han nacido a término como los que lo han hecho prematuramente, facilitando la adaptación del recién nacido al nuevo medio gracias a la similitud con el ambiente del útero materno.

Además, favorece el inicio satisfactorio de la lactancia y la creación del vínculo afectivo entre padres e hijo, siendo por tanto una estrategia que actúa beneficiosamente en el establecimiento del vínculo en la relación mamá, papá y bebé, al mismo tiempo que favorece su desarrollo físico (está demostrado científicamente que el método canguro consigue la estabilización de la respiración y frecuencia cardiaca del bebé, mejorando su aporte de oxigeno) y neurológico. La madre experimenta una mayor competencia para cuidar y criar al bebé y el padre se convierte también en parte activa en el cuidado de éste, lo que influirá posteriormente en la autoestima de ambos progenitores, así como en la recuperación más temprana del bebé.

El alta y la llegada a casa, se convierten sin duda en un punto de inflexión, los sentimientos vuelven a agolparse y seguramente al principio os encontráis desorientados e incluso inseguros, la unidad neonatal así como sus profesionales, os ha proporcionado seguridad, y estaréis acostumbrados a sus rutinas, pero poco a poco con vuestra experiencia diaria, junto con el apoyo y guía de los profesionales, iréis percibiendo que cada vez sois más hábiles en el desempeño de las atenciones a vuestro bebé, siendo capaces de interpretar y responder a sus necesidades adecuadamente. No será fácil, pero ¡todo saldrá bien!.

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