¿Qué ocurre en nuestro cuerpo durante el embarazo?

Ayudar a nuestro cuerpo a esa adaptación y trabajar en las posibles dolencias y síntomas es beneficioso para todas las mamás que se sientan identificadas. Por estos cambios podemos sufrir afectaciones

Sabemos que en esta etapa el cuerpo sufre muchos cambios. El centro de gravedad cambia, el crecimiento del bebe produce una reorganización de todos nuestros órganos de la cavidad abdominal para dar espacio al crecimiento del útero y desarrollo del bebe, aumenta nuestro peso, la presión ejercida en nuestras articulaciones es mayor, se produce un aumento de pecho, el tejido se vuelve más laxo (elástico)…  Todos estos cambios entre otros muchos hacen que nuestro cuerpo esté en un continuo proceso de adaptación. El tejido muscular, fascial y ligamentoso se encargarán de requilibrar esas presiones y tensiones. Algunos músculos se sobren estiran y otros se acortan. Esto puede dar lugar a contracturas, sobrecargas, compresiones nerviosas y activación de puntos dolorosos. Los ligamentos y fascias dan de sí y soportan más tensión y peso, lo que puede llegar a resentir el tejido. Ayudar a nuestro cuerpo a esa adaptación y trabajar en las posibles dolencias y síntomas es beneficioso para todas las mamás que se sientan identificadas. Por estos cambios podemos sufrir afectaciones como:

Ciática: congestión de la musculatura glútea y del piramidal, oprimen el nervio que pasa por debajo llamado ciático. Genera sensación de calambre por detrás de la pierna desde mitad del glúteo hasta el pie.

Pubalgia: dolor en el pubis, el peso del bebé, la tensión de los abdominales y sobrecarga de los aductores generen un dolor agudo en el pubis que se intensifica más cuando andamos o en posiciones de sentada, ya que la propia articulación tiene ligamentos que soportan un mayor movimiento, tensión y presión, lo que puede dar lugar a más irritación.

Lumbalgia: congestión de la musculatura del cuadrado lumbar y paravertebrales, que son los músculos que se encargan de la flexión, extensión e inclinación de nuestra columna lumbar además de estabilizarla. Durante el embarazo la curvatura de aumenta y esta musculatura se sobrecarga.

Pseudociática: la congestión de musculatura de la lumbar o el glúteo puede generar puntos de dolor, haciendo que ese dolor viaje de manera difusa a la zona de las cadera o la pierna, por detrás o por delante, generando una sensación parecida a la de una ciática y en muchas ocasiones confundiéndose.

Dolor cervical: dolor en el cuello por congestión muscular, o afectación articular. El aumento del peso en la parte anterior por parte del abdomen y el pecho hace que tendamos a ir con los hombros enrollados hacia dentro y adelantando la cabeza. Esto genera mayor sobrecarga en esta región dando lugar a posibles dolores de cabeza por activación de puntos dolorosos y mareos cuando sobre todo afecta a la cervical alta.

Dolor dorsal: las posiciones que adoptamos por desequilibrio de nuestro centro de gravedad y tensión de grupos musculares hacen que nuestra postura no sea la adecuada. Generamos compensaciones a nivel dorsal para adaptarnos a esos cambios y en muchas ocasiones solicitamos demasiado musculatura que no está preparada, generando grandes contracturas.

Sobrecarga de gemelos y piernas: nuestros gemelos tienen que soportar todo el peso de nuestro cuerpo a la hora de andar y de sostenernos. Las piernas son una de las zonas que más se nos van a cargar durante esta etapa, lo que también puede dificultar una buena circulación. 

Retención de líquidos: la circulación en el embarazo se dificulta, tenemos más sangre que bombear para nosotras y para el bebé, sufrimos más presión sanguínea por aumento de peso, el intercambio de la sangre y la circulación linfática (circulación que se encarga de limpiar la sangre) es de mayor dificultad, y según cada persona, la predisposición a retener líquidos o tener problemas circulatorios hace que esto ocurra con mayor facilidad. Hábitos alimenticios, ejercicio y la actividad del día a día, influyen la retención. Mujeres con una buena alimentación y activas tienden a tener menos retención, pero aun así podríamos tenerla. En fisioterapia drenamos y aliviamos la pesadez y el dolor de piernas o brazos, favoreciendo la funcionalidad y mejorando el bienestar de la mujer.

Dolor del suelo pélvico: el estado de tu suelo pélvico previo, la presión generada en el día a día por el peso del bebé y actividades que llevamos acabo que aumentan esta presión pueden llegar a sobrecargar al suelo pélvico generando dolor local o difuso a otras zonas como piernas, lumbar, caderas… Por ello es importante que valoremos el estado de nuestro suelo pélvico.

Entre otras muchas más afectaciones que podríamos tener

Es importante saber que la mujer embarazada puede acudir a un fisioterapeuta. El tratamiento de los tejidos y la mejora de la movilidad de nuestro cuerpo nos beneficiará en nuestro día a día, en la prevención y alivio de nuestros síntomas y mejora en la adaptación a esta etapa de cambios.




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