Tenemos una sociedad que se ocupa muy poco de las madres y de las criaturas. En las grandes ciudades las madres crían solas, la baja maternal es insuficiente, no hay redes de proximidad y no existen tampoco infraestructuras de encuentro informal para las madres.
Tenemos una sociedad que se ocupa muy poco de las madres y de las criaturas. En las grandes ciudades las madres crían solas, la baja maternal es insuficiente, no hay redes de proximidad y no existen tampoco infraestructuras de encuentro informal para las madres.
La soledad que sentimos puede ser una soledad objetiva (por que la familia está en otro lugar, no hay amigos que vivan cerca, pareja trabajando muchas horas fuera de casa…) o una soledad subjetiva (sentimos o contamos con poco apoyo, nos cuestionan o critican lo que hacemos o lo que elegimos, opiniones no pedidas, por no respetar nuestros limites…).
La falta de sueño y descanso, el agotamiento físico y emocional y la ausencia de una compañía adulta durante la mayor parte del tiempo hace que recaiga todo el peso de la crianza en la madre. El apoyo es fundamental, contar con una red de apoyo que nos respete, nos que apoye, que nos escuche, es salud.
Todas las madres necesitamos sostén, acompañamiento, solidaridad, comprensión y resguardo de otros miembros de nuestra tribu. Y todo esto, además de aportar un sentimiento de pertenencia, acogida y sostén, también calma la incertidumbre, el miedo y el sentimiento de culpa.
Los seres humanos tenemos la necesidad de sentirnos parte de un grupo y, en un momento de máxima vulnerabilidad, como es la etapa perinatal, lo necesitamos aún más. Necesitamos sentirnos comprendidas y contrastar nuestra realidad con otras similares.
Las redes de madres crean auténticas comunidades de crianza, generando vínculos emocionales intensos y duraderos. La más importante son el asesoramiento y resolución de problemas y dudas, compartir vivencias, el apoyo mutuo y ofrecer sostén emocional.
Los grupos de madres de la actualidad, que se reúnen o encuentran a través de internet/redes sociales o a nivel presencial, suponen la versión actualizada de los grupos de mujeres tradicionales alrededor de la crianza.
Según diferentes estudios este apoyo constituye un factor protector importante. Por ejemplo, un estudio llevado a cabo en India (2010), pudo comprobar que los grupos de apoyo mutuo entre madres fueron la intervención más eficaz para mejorar la salud materno infantil, reduciendo la mortalidad y de las tasas de depresión posparto. Habiendo sido una intervención sencilla, orientada a la promoción de la salud, el apoyo mutuo y la escucha. En otro estudio llevado a cabo en España, se vio que asistir a un grupo de apoyo a la lactancia podía reducir en un 50% las visitas al pediatra. Escuchar y acompañar a las madres es básico para el bienestar emocional de las familias y la salud psicosocial a largo plazo.
Como dice un proverbio africano: “para educar a un niño hace falta la tribu entera”.
Y para cuidar a una madre también.